La protesta (de Elena)
La protesta |
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NO ME HABLES DE RELACIÓN...
¡No
me hables de relación de afecto! ¡No
me hables de nada! ¡Que
no quiero oír tus palabras! ¡que
no quiero escuchar tus falacias!
¡Soy muy vieja! ¡Tengo
ya muchas canas, para
creer en las palabras del
primero que pasa alcor de mi cabaña! Pues
aunque tengas los ojos tan limpios y tan claros... ¿quién
puede saber lo que hay en tus entrañas?
¡No me hables de relación de afecto! ¡No
me hables de nada! ¿Quieres
que nos veamos? ¡Pues
nos vemos! ¡Nos
entregamos! ¡Pero
no mutuamente...! Nos
entregamos a sentir: lo
que ni tú ni yo tenemos en
nuestras respectivas casas.
Y después: sin
hablar! sin
oír tus falacias! sin
consentirte ni decirte una palabra... me
doy media vuelta; y
sin mirar hacia atrás a
ver cómo te vistes y calzas... te
dejo allí plantado y
me voy a mi casa!
Tú vete a la tuya, cada vez: como
quiera que sea: tranquilo,
desahogado o rabiando! yo
me voy a la mía, sosegada. Y
haz lo mismo que yo: que
al darme media vuelta... al
dejar de tenerte en mi presencia... ¡me
olvido de que existes! ¡me
olvido hasta de cuál es tu apariencia, hasta
el siguiente viernes!
¡No me hables de relación de afecto! ¡No
me hables de nada! ¡Olvídate
de mí, de
que soy, de
que existo! Y
hasta el siguiente viernes... sigue
sin mí como
si nada te importara!
Y así siempre... Este
año tiene...
¡cincuenta y cuatro viernes! |
YO SOY...
Yo
soy una mujer que rompe los esquemas en
las cosas bien organizadas.
Si yo fuera política, mi
lema en la campaña de elecciones, no
sería: “el Futuro es nuestro”, “el
cambio por el cambio”... Mi
lema sería: “la revolución total”; no
superficial, no coyuntural... la
revolución en
las conciencias. Para que: lo
que está arriba, ponerlo abajo; lo
que está delante, detrás; lo
nuevo, dejarlo; lo
viejo, usarlo; lo
inútil, guardarlo; lo
bueno, tirarlo...
¿Por qué ha de ser
siempre igual, como
en los tiempos primitivos?...
¡Déjame que cambie el Mundo empezando
contigo...! ¡déjame
que rompa tus esquemas! ¡déjame
que tire por tierra todo
lo hasta ahora establecido! ¡déjame que te diga... lo
que siento por ti! aunque
por ser yo la mujer, aún
a fin de este siglo... ¡esté mal visto! |
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NUESTRO PACTO
Cuando
otra vez tengamos nuestros
cuerpos desnudos, sudorosos
y juntos... ¡no
vuelvas a decirme que soy libre...!
¿Has olvidado acaso que
un día ya lejano, por
propia voluntad, establecimos
un vínculo entre ambos?
Un vínculo es un pacto; sin
firmas, sin
“papeles”, sin
contrato; sin
cura, sin
testigos, sin
juez y
sin juzgado; pero
al fin y al cabo... un
vínculo es un pacto. No
un pacto entre soldados de distinto bando; un
vínculo es un pacto entre
seres libres... ¡Libres!
... preciosa cualidad de los Humanos.
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¡NO TE OBLIGUES A MÍ!
¡No me obligues a ti! ¡No te obligues a mí! Sólo así, libres ambos hasta en el pensamiento podrás sentir la dicha de la libertad hasta la libertad de pensamiento!
¿Y en la acción? ¡Haz igual! ¡No me obligues a ti! ¡No te obligues a mí! ¡Sólo así, libres ambos podrás sentir la dicha de hacer lo que te plazca! Lo que te plazca en cada instante y siempre... ¡Sólo así... merece la vida ser vivida para que satisfaga! |
NO ME ARREDRO No me arredré al saber que teníamos diferencia en los credos. No me arredré al ver que en cuestiones políticas no somos compañeros. No me arredré al conocer que en lo que toca a gustos tú y yo, los tenemos adversos. Me ilusioné hace unos días al ver que mi inalcanzable sueño, se haría realidad al comenzar el Año Nuevo precisamente por tu ruego; ya que exponiendo el caso, cuando la posibilidad era sólo un supuesto incierto... dijiste: “digo”, digo y te ruego esto: “Que al comenzar el Año Nuevo, comencemos a compartir también, el techo”. Y hoy, que la posibilidad del caso ya no es sólo un supuesto; sino un hecho en ciernes, cierto... ¡No me arredro! porque donde dijiste hace unos días: “digo”, hoy digas “diego”; pues aún así y a pesar de todo lo expuesto yo te quise y seguiré queriendo amado mío, compañero... sólo de juegos. |
JUDITS Y "MARUJAS" DE ESPAÑA
Tus palabras dichas a una dama, al
ser tras una puerta escuchadas
por otra dama, son
la espoleta que dispara la
dinamita envuelta con metralla que
desde hace 30 años, te
tenían guardada; y
aunque no te hiere la masa encefálica, va
a dañar a los deseos y
a los amores de tus entrañas.
Con una decisión no bien pensada, llena
de ira y rabia, se
trastoca totalmente la casa y
un árbitro imparcial a la jugada, dicta
sentencia escueta a
una demanda amarga; que
sienta a una parte, como
al reo, el tiro de gracia; y
a la otra parte, hace
batir con efusión las palmas.
Una sentencia clara como el agua más clara; como
el agua que había hasta
hace poco en Doñana: Dentro
de doce meses, ocuparás
por doce meses, tú, la casa; y
los primeros doce meses, será
ocupada, por
esa almendra amarga: tu
“Costilla de Adán”, no conquistada; antítesis
de “Eva sojuzgada”; maltratadora
en esta España flácida en
que se cuentan por
cientos de centenas las
“marujas” maltratadas.
¡Ay,
de mi España! Mientras
hayan tantas “Castas Susanas”, buenas,
torpes, generosas o cándidas que
no tomen ejemplo de esa “Judit” que
con espada y mano férrea, te
corta la cabeza, cada
hora en tu casa... ¡no
va a tener arreglo...
la Humanidad...
ni
España!
¡Ay, de mi España! |
QUIERES QUE SEA BALSA ESTANCA
Durante
muchos meses he
dado alegría a tu cuerpo pero
no el reposo a tu alma aunque
te he colmado de dulce savia, cuando
en otra morada te
daban, amarga hiel sin agua; y
en cuestión monetaria, no
he contribuido en nada a
vaciar tu cuenta de Argentaria.
No he sido yo, quien
sin querer te
ha chafado el suflé, ni
quien te ha tirado a la cara la tarta; ni
he sido yo la causa del
cataclismo que hoy padece tu casa.
He sido el cálido refugio, en
el que el cuerpo calentabas cuando
en tu hogar no
había rastro de ascuas, porque
el fuego apagaban con
desabrida actitud y amenazas.
He sido la palabra que
en tu abatimiento, te
daba esperanza. Y
quieres que yo, en mi problemática, no
sea como agua que se filtra y mana; sino
que sea como balsa estanca, incomunicada; para
que no salpique tu levita alquilada.
Quieres
que sea como roble fuerte, como
haya sana; que
no decaiga, pero
que a tu seco reclamo me
cimbree y parta como seca caña.
Quieres que por costumbre de
largo tiempo cultivada no
te diga que no, a
nada.
Quieres que, como siempre, haciendo
el amor no
te distraiga con palabras vanas; y
que cuando me digas:“¡Ven!”, yo
vaya sin tardanza; y
que cuando me digas:”¡Vete!”, me
vaya sin inquina y sin rabia.
¡Ah, se te ha de caer la casa por
construirla sin cimientos sobre
el agua!. |
A CHARLY
¡Háblame de cualquier cosa: dime
qué están haciendo ahora los gorriones o las palomas. Háblame
de los programas que a ti te importan: “Impacto
T.V.”, Harold Lloyd, el
Real Madrid o el Barcelona. Háblame
de lo que hacen los vampiros, los gnomos, Merlín
o Caperucita Roja. Háblame
de si lloran las nubes ruge
la marabunta o las olas. Háblame
de lo que hacen los aducidos, los “marcianos” y
otras gentes remotas. Háblame
de lo que dice “Cambio 16”, “El Mundo”, y
las fotos de “¡HOLA!”. Háblame
de todo lo que no me importa; pero
respecto a ti y a mí... ¡Pon
“punto en boca”! ¡No
hagas proyectos! ¡Cose
tu boca! Pues
mi esperanza y fe en ti, se
ha trocado en derrota; cansada
de que cuando la luna asoma digas:
“Mañana vamos a hacer, tal, o cual cosa” ya
que al llegar la luz del día por
“tu no hacer”, queda
en mí, toda esperanza rota.
¡Háblame de cualquier cosa! Pero
respecto a ti y a mí no
hagas proyectos día
tras día, hora tras hora, cuando la luna asoma.
No quiero oir proyectos. quiero
realidades, una tras otra.
Por ti, por como eres... estoy crucificada y sola! |
QUIERES LLEVAR LA GUÍA
Quieres llevar el ramal de tu vida; digo
ramal, no digo brida y
a la vez de la dicha de
aferrar en tu puño la
guía de tus días... de
todas, todas quieres
ir cabalgando montado en
el asiento de atrás de tu berlina.
Quieres tener de vez en cuando alguna
equivocada iniciativa; dices
que no eres marioneta, ni
en manos ásperas ni en finas; que
no eres frágil serpentina que
pueda yo lanzar, porque
mi albur será
sin duda tu deriva.
¡Gruñe!, ¡Despotrica! ¡Tergiversa!,
¡Grita! No
sabes, que en mí tu
quemazón no pica; pero
es que a ti, que
eres cual perro flaco el
plumón de mi oca ambarina, en
tu pellejo, te
parecen mil pulgas!
Estás bailando en tus ensueños indecisos,
vagos..., cual
veleta en lo alto del tejado expuesta
a todo viento: así
de voluble tienes tú el
corazón y el sentimiento! eres
de tierra a dentro, de
secano, seco! por
ello no tendrás nunca empuje de
lanzarte en busca de peces, al océano! ni
llegar hasta mí que
puedo ser el oasis de tu desierto! Estás anclado ahí... con grilletes de miedo! |
SI EN UN TIEMPO PRÓXIMO... Si
en un tiempo próximo o lejano al caminar, contigo
tropezara, podré mirarte a la cara tal como tengo el alma: limpia de polvo y paja; es decir: blanca. Porque blanca es mi
inocencia, mi mansedumbre, y también blanca es tu manta pues tiene el frío de la
escarcha... Dime: ¿de qué color es el
frío que anida en tu pequeña alma? ¿De qué color es el orgullo
que ciega tu razón a tener en mí confianza? ¿De qué color es tu
exigencia que obnubila lo que para los
demás es una verdad diáfana? Tú eres en mí la rama
anclada, oculta, soterrada. Los otros son la hojarasca que el vendaval levanta, trae, lleva y arrastra ¡ |
COMO LA ESCLAVA ACTEA
Si
tú tuvieras un poco de amor propio, bien entendido, claro... creo... querrías que yo a ti te quisiera con un amor incognoscible por lo eterno. Querrías que te siguiera, como la esclava sigue a su amo o a su dueña. Desearías, que yo, por ti muriera como lo hizo la esclava manumitida Actea por el hombre admirable que fue su amo Séneca; que al ver, cómo por orden de Nerón, se cortaba las venas... le arrebató el cuchillo para hacerse lo mismo, ella en sus venas. ¡Así
debieras de querer que yo te amara! como el amor que Actea tuvo a Séneca; y no bastarte y contentarte... con que los fines de semana, de mi casa, te abra la puerta! |
DIOS
DE ADOBE ¡No
me cuentes tu vida en anécdotas! ¡No
me descubras cuales son tus flojeras! No
te me quejes de
que estás cansado o cansino y
de vivir, aburrido.
¡No quiero constatar que
no eres divino! ya
que el dios vivo en
que te he convertido va
a transformarse en dios de piedra, o
peor: en dios de ladrillo, fabricado
con barro cocido; o
en dios de adobe... secado
al sol del estío.
¡No me descubras en tu mal obrar que
eres rastrero y vengativo!
¡Quiero saberte generoso en tu mundo incluso
con quien te toma por su enemigo!
¡Te quiero altruista y magnánimo con
toda arpía o bicho, desde
lo más mínimo y
hasta el infinito!
Si no es así... yo...
¿para qué te sirvo? |
TÚ COMO AQUÉL...
Por
complacerte a ti de forma figurada, en metáfora, yo he cruzado descalza terrenos enfangados y desnuda y descalza he caminado por páramos de cardos, por breñas y peñascos; me he aventurado a abrir una compuerta de agua tranquila en la represa, que a poco, si me descuido me anega y me hace sucumbir. He
hecho como los mozos de un lugar en el Solsticio de San Juan; por ti, de forma figurada he caminado sobre ascuas; he perdido el centro de mi gravedad; he tratado con gente que ignora qué cosa debe hablar y cuál callar... Me
he visto perdida, sin salir de mi hogar como si hubiera naufragado en alta mar. Tú
como aquél y aquél y el de más allá: ¡nunca sabrás lo que es sacrificarte pero sí lo que es sacrificar! |
TU NUEVA ALMOHADA
Ahora que empiezas como
tantos otros, a
sentir en el cuerpo y en el alma lo
grande y solitaria que
resulta una casa pequeña en
la que por mucho que te muevas, no
tropiezas con nada más
que con sillas vacías, tus
propias zapatillas y
la vacía almohada... quieres
volver a sentir el calor que
sentiste en tus años de infancia, cuando
una mujer, en
su regazo te abrazaba calentando
tu cuerpo con su cuerpo, en su cama
Ya has dejado atrás la
etapa álgida, en
la que el ser humano ansía
atrapar al vuelo los
valores implícitos del alma humana.
Tus necesidades, ahora, son
de nuevo primarias: las
mismas que tiene cualquier niño en su infancia.
Tu ancianidad no
va a ser de plácida como
lo fue tu infancia; pues
tu madre no
va a estar encarnada en
la mujer con quien compartas la nueva almohada. |
TU NUEVA MORADA
Ahora que empiezas a
echar un pie delante de otro sin
llevar las cadenas amarradas, quieres... tener
en tu nueva morada, una madama con
la cual poder compartir cada zancada.
Quieres... que
al alimón hagáis
y deshagáis la cama. Al
alimón el trabajo y la holganza.
Quieres tener en tu nueva morada una
Eva, para
que cada noche y
también de madrugada, te
incite y tiente a morder de la manzana.
Quieres... que
tenga veinticuatro horas de
cada jornada, la
solicitud que con el dueño de la hacienda tiene
la esclava.
Quieres... que
con sus besos seque
tus lágrimas; con
sus caricias limpie
tu baba y
con sus manos, limpias de sisas, estando
en tu presencia siempre
arrodillada... saque
brillo a tus chanclas.
Y
que en cada instante de toda la semana limpie
en su olvido el barro encenagado de tu alma.
¡No creas que te van a salir las cuentas tan cuadradas! |
SI TÚ FUERAS UN HOMBRE CASADO... Si tú fueras un hombre casado... estupendamente bien casado, yo entendería y aceptaría que necesitas desahogar tu fogosidad, tu ímpetu, tu fuerza, tu querer simular, (sin poder engendrar) para que a tu esposa, a la que adoras, no más de lo que ella quiera... tener que molestar.
Si tu fueras un hombre casado... medianamente bien casado, yo entendería y aceptaría que busques en la calle, en mí, lo que no tienes en tu casa... pero que para todo lo demás (como es el reír, el charlar, pasear o soñar), tu esposa te basta. ¿Para qué querer más?
Si tu fueras un hombre casado... medianamente mal casado, yo te consolaría, te alegraría... Después de estar conmigo a solas tres horas en un lugar chiquito, cerrado, tu volverías a tu casa serenado... (en tu físico) tranquilamente dispuesto a soportar y bien llevar otra semana más sin obtener de tu esposa nada más... que su fría mirada al verte llegar casi de madrugada un mes y otro mes cada fin de semana. Pero... ¿y tu espíritu? Yo no entendería, aunque lo aceptaría, que hayas logrado equilibrar y separar tu necesidad física y carnal, de tu necesidad espiritual.
Si tú fueras un hombre casado... irremediablemente mal casado, que sólo por estar cerca de tus hijos sigues ocupando tu lugar en un hogar que tiene el fuego apagado, en el que no hay brasas ni rescoldo, ni siquiera cenizas frías que contienen carbono que es signo de vida, de materia viva... Yo te comprendería y alabaría tu amor de padre, tu sacrificio.
Pero... si tú eres un hombre casado... irremediable y faltalmente mal casado que sólo por "el qué dirán" de los demás, sigues ahí, en un lugar que no es tu hogar, donde sabes que no eres bien querido, donde sabes que estorbas, que ése no es tu nido, porque hace tiempo que tú solo te alejaste provocando en tu esposa el hastío... ¡yo no te alegraría ni te consolaría! ¡yo no lo entendería ni lo aceptaría! ¡Yo!, ¡Yo, que soy una cualquiera, una encontrada en la calle... te despreciaría! |
La protesta |
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